
CENTINELA DE PIEDRA
Tuve un sueño, estaba en presencia de una de las más imponentes creaciones de Dios: el Aconcagua.

Trate de que muchas personas que habían realizado semejante hazaña, me contaran su experiencia. Y así de la nada apareció Rodolfo Manes, un argentino que el 31 de enero de 1998, y siendo las 13:10hs hizo cumbre en el Aconcagua. Compartió la cima con un par de mendocinos, un catalán, un grupo de alemanes y un cura de Barracas quien celebró una "misa" en aquel "altar". La alegría y la emoción que compartieron fue el idioma que los unió. Estas declaraciones me alentaron a querer saber más acerca de que se necesita para lograrlo.
"Con fe se encara cualquier tipo de desafío, este es un deporte muy espiritual. Todos podemos subir, sólo hay que tener buena salud, dos piernas y determinación. Ser responsable es más importante que entrenar"...

"...Han logrado cumbre personas ciegas, expediciones especiales, con problemas de cáncer y demás cuestiones que fundan un motivo de interés particular".
Sin duda, el espíritu y la seguridad que Rodolfo me trasmitía era algo que a mí me faltaba, pero estaba dispuesta a seguir buscando.
No pude dejar de pensar en el miedo. ¿Qué se sentirá sabiendo que cabe la posibilidad de morir en aquel respetable lugar?. Pero Manes siguió dándome más indicios de su fuerza espiritual.
"Si tenes miedo de morir no hay fe en lo que haces. Ser precavido es fundamental, ser consciente de todas las posibles consecuencias.
Me toco ver accidentes graves cada vez que fui. Personas fallecidas, pero nunca llegue a exponerme para pasar una situación semejante. Igualmente no tendría temor. ¿Por qué temer? Al contrario. Valerse por si mismo, cuidarse y cuidar al otro es parte y motor de esta experiencia, es otro de los sentimientos difíciles de explicar, de gran satisfacción que producen una sensación inigualable".
Hasta acá, estaba sorprendida por la enseñanza que recibía de las manos de este escalador anónimo del Aconcagua. La cumbre esta a 6.962mts a nivel del mar, ¿qué sentiría Rodolfo al ver realizado su objetivo?

Las cosas no son siempre como uno las sueña, y este era claro ejemplo, yo me había visto, parada en la cumbre sintiendo millones de emociones, sin dolor, sin hambre, sin sueño. Tan despabilada que podía permanecer horas allí arriba. Nada tan lejos de la realidad.
Una experiencia así, seguramente provoca un antes y un después en la vida de una persona, pero Rodolfo me siguió sorprendiendo.
"Si no hubiera ido, no me cambiaba nada. Es indudable que habiendo atravesado por aquella experiencia, me toco asumir y nutrirme del significado que pude decodificar, es como todo, no solamente de una montaña sino de cualquier vivencia".
Mi charla iba llegando a su fin, deje de lado mi sueño y tome conciencia de una realidad, la misma que tuvieron que atravesar Rodolfo Manes y tantos otros que tomaron la decisión de escalar el Aconcagua.

No sé si nací para realizar esta experiencia, debo reconocer que me encantaría, pero para ello debo trabajar mucho en mi autoestima, en mi fe y en la confianza en mi misma. No estoy sola, muchos de ustedes juegan en mi mismo equipo, pero lo que hoy nos contó Rodolfo, nos da la pauta de que si queremos algo y fijamos el objetivo, TODOS podemos ser capaces de lograrlo.
Para darle un fin a esta historia le pedí a Manes que me regale una reflexión para aquellos que no conocemos el Aconcagua íntimamente.
" Este deporte tiene objetivos muy individuales, para encontrarse a sí mismo. Se puede perseguir algún fin, un logro redituable en dinero o no, pero en Aconcagua no hay que ir por desafíos, no se trata de ganarle nunca, no es la forma, íntimamente hay que desear estar y respetuosamente pedirle permiso para llegar. De esta forma uno aprende la manera de pedir y después de lograr la cumbre, se encontrara la manera de agradecer. Creer o no. Al menos así lo hice yo, y la montaña me dejo subir.