26 enero 2010

DEMASIADO TARDE PARA DECIR TE AMO

DEMASIADO TARDE PARA DECIR TE AMO (PARTE II)


“No le dedicaba la misma atención que Penélope ponía en mi. Iba y venia con diferentes chicas, con las cuales pasaba sólo un buen rato. Ella en cambio vivía para cuidarme.

Recuerdo unas vacaciones que decidimos con el grupo de amigos irnos a acampar a Carlos Paz, Córdoba. Ella estaba muy entusiasmada, iba a diario a casa para verificar que yo tuviera todo en orden, debo reconocer que había veces que me sentía acosado, ni mi madre me estaba tanto encima.

En el campamento conocí a una chica que realmente llamaba mi atención, intente conquistarla con todos los métodos conocidos y los desconocidos también. Penélope seguía mis pasos de cerca.

La ignore todas esas malditas vacaciones..."

Julián rompió en llanto y yo no lograba consolarlo, me sentía culpable por haber removido esos sentimientos hacia Penélope. Me preguntaba por que no estaba Penélope allí pero no quise indagar más.

Un grito de ayuda nos hizo saltar de nuestras posiciones, inmediatamente nos pusimos a dar una mano, llegaba un grupo de rescate con unas diez personas aproximadamente. Debíamos darle ropa seca, alimentarlos e intentar calmar sus nervios, así que deje para otro momento a Julián.

Cuando todo se había calmado, decidí investigar sobre Penélope. Primero me fijé en la lista de fallecidos, pero gracias a Dios no figuraba su nombre. En la de desaparecidos, me lleve una tremenda desilusión, había una chica llamada Penélope Sánchez, ¿sería la misma de la historia que me estaba relatando Julián? En aquél momento comprendí la tristeza con la que cargaba aquel pobre muchacho.

Esa tarde lo busque por todos lados, una doctora, que se encontraba en el lugar, me aviso que había salido con la lancha de rescate. Decidí esperar, necesitaba seguir escuchándolo.

Luego de varias horas, Julián llegó. Estaba exhausto, se sentó a mi lado y esta vez me animé a preguntarle acerca de Penélope. Me contó que ella sufría muchísimo aquel desamor. Él jamás se había percatado, la tenía como una amiga fiel, hasta se había vuelto una costumbre llorar con ella y reír con otras.

Yo había percibido desde el comienzo que Penélope sentía cosas diferentes por Julián, y no era para menos, él era una persona maravillosa, con muchos enigmas que lo hacían más atractivo. Físicamente era un muchacho alto, de buen porte, unos ojos verdes intensos, una mirada muy penetrante, morocho, y a pesar de las condiciones de su ropa, parecía ser un chico prolijo. Cualquiera podría enamorarse de él.

Las semanas pasaban y el panorama en Santa Fe era trágico. El agua iba bajando en forma paulatina. Rezábamos para que el sol que parecía haberse instalado en la provincia se quedara para siempre en el cielo. Cada vez que veíamos una corrida, sabíamos que llegarían nuevos evacuados. El lugar desbordaba. Le pedí a Julián que me contara el final de esta historia, y el accedió:

"semanas atrás, horas antes de esta catástrofe, Penélope me citó cerca del río. Solíamos ir seguido allí. Llovía, pensé que no iría, pero no. Cuando llame a su casa su madre me dijo que me estaba esperando en el lugar pactado. Oí por la radio que el río había comenzado a desbordarse, corrí al lugar, allí estaba, aferrada con todas sus fuerzas a la rama de un árbol del cual lo único que se veía era su copa. Tuve que nadar hasta el lugar, la corriente amagaba con llevarme, Penélope se desesperó, extendió su mano y pude llegar hasta la rama, me sostuve como pude. Ella lloraba, intente tranquilizarla, le dije que pensara en algo maravilloso que le había pasado, allí fue cuando respondió que había sido conocerme a mi. Caí en la cuenta de que Penélope estaba sintiendo algo más que amistad.

De repente la rama en la que ella se encontraba se cortó y cayó al río. Llegué a tomar su mano, le gritaba que no me soltara. Ella sólo lloraba, ya no tenía más fuerza, lo último que le oí decir es que me amaba. No fui capaz de decirle lo mismo. La corriente era tan fuerte que pudo con los dos, Penélope se soltó, y no la vi más. A la hora llego una lancha al lugar, me rescataron, buscamos a Penélope durante un buen rato, pero no había señales de vida por ningún lado. Hubiese preferido que la corriente me llevara a mí también. Estuve un día sin poder decir siquiera mi nombre, había entrado en un estado de shock y desde ese momento Penélope esta desaparecida. La busco incansablemente, me desespera no saber nada de ella, la quiero tanto, y nunca se lo dije, ¿por qué no lo hice, por que no me di cuenta que me amaba?".

Trate de alivianar su dolor como pude, pero era difícil. Yo también me preguntaba por que no le había dicho por lo menos que la consideraba, que la quería. Pero vaya a saber uno por que suceden estas cosas. Si me pongo a pensar yo deje todo por mi profesión, hace tanto que no le digo a mis padres que los quiero, que estoy agradecida por todo lo que me dieron. A mis amigos, que siempre los llevo presentes a pesar que las diferencias nos alejan cada vez más. Ese día lloré, pero llore por algo que valía la pena por primera vez.


CONTINUARA......


17 enero 2010

DEMASIADO TARDE PARA DECIR TE AMO



Demasiado tarde para decir te amo (PARTE I)

Mi nombre es Angelina Pereyra Rocha, trabajo de periodista en Enamórate, una revista del corazón que narra historias de amor verídicas. Cada semana salgo de la redacción en busca de nuevas experiencias para luego llegar frente a mi PC y comenzar a transmitir una fantástica historia.
Unos meses atrás, viaje a Santa Fe en busca de alguna anécdota que salvara mi vida, porque de seguro si no encontraba un relato lo suficientemente interesante y en breve, mi jefa le daría mi puesto a la larga lista de periodistas que querían ocupar mi lugar.
La inundación era el panorama que encontré allí, pero a mi no me importaba, estaba convencida que en ese lugar iba a encontrar una historia que me lanzaría a la fama. En medio de la desesperación y el desconsuelo, intentaba que la gente me contara su experiencia de vida, pero nadie me prestaba atención y era lógico a ¿quien se le ocurre en medio de la desgracia buscar el amor?
Un muchacho que tendría unos 24 años se me acerco, pensé que me sacaría del lugar porque estaba estorbando; pero no. Él necesitaba contarme una historia, me adelanto que quizás no me serviría, pero lo vi tan necesitado de un oído que lo escuche, que decidí proseguir y dejar que se desahogara, total nada había encontrado, historia de amor o no que importaba en ese momento.
Le pedí su nombre, se rehusaba a dármelo y con un tono violento, me dejo optar por escuchar sin preguntar o que todo llegara a su fin antes de comenzar. Lo deje proseguir sin hacer interrogatorios, ese no era mi estilo, pero ya estaba al límite. Se remonto a cuatro años atrás cuando apenas era un muchacho de 20 que dejaba de ser adolescente para convertirse en un hombre. Comenzó a hablarme de una mujer, Penélope, al principio pensé que me estaba tomando el pelo, pero luego vislumbre que no me mentía, sus ojos me hablaban con sinceridad. Por la manera que describía a Penélope supuse que era una persona a la cual amaba y decidí encender mi grabador, no quería perderme ningún detalle.
- La conocí por casualidad, en la facultad, sin embargo parecía que habíamos estado juntos toda la vida. Primero fuimos compañeros, no compartíamos la misma comisión pero durante los pequeños recesos, comenzamos a forjar una amistad que cada día se volvía más fuerte. Compartíamos salida, alegrías y angustias.
Su relato se vio interrumpido, debíamos ir a rescatar a una anciana que se encontraba en el techo de su vivienda, él se fue, yo rebobiné para escuchar nuevamente su relato, pero inmediatamente una señora que pertenecía a una entidad que estaba organizando la ayuda del centro de refugiados, me pidió colaboración para comenzar a preparar el almuerzo para un número incalculable de personas. Accedí rápidamente, recordé mis días en los Scout. El trabajo era extenuante, cada media hora llegaban familias con niños muy pequeños pidiendo refugio. Entre evacuados y autoevacuados superamos las cuatrocientas personas en aquel colegio que había abierto sus puertas a los inundados.
Él regresó a mi encuentro, pero se sentía demasiado cansado para continuar con su historia, estaba empapado, rápidamente conseguí ropa para que se pudiera cambiar, le serví una taza de café caliente, no dejaba de temblar y por primera vez desde mi llegada comprendí donde me había metido y mis lágrimas me traicionaron cuando comenzaron a rodar por mis mejillas. Me aparte, necesitaba estar sola, replantear un montón de cosas. Había ido allí en busca de una historia que me lleve a la fama sin darme cuenta que en aquél lugar necesitaban de mi ayuda y cariño.
Dejé la nota de lado y llame a la redacción para pedirle los días de vacaciones que me debían. La decisión estaba tomada, me iba a quedar en Santa Fe para volver a creer en mis convicciones y ponerme manos a la obra.
El extraño muchacho se me acerco a la mañana siguiente y sólo me dijo Julián, puso en mis manos dos bolsas que contenían pan para preparar los desayunos.
Julián, así se llamaba aquel hombre misterios, él había confiado en mí con todo el sentido que tiene esa palabra.
Yo intentaba hacer de todo un poco, jugaba con los pequeños, conversaba con las mujeres, y hasta tuve que sentarme a comunicar a algunas familias el fallecimiento de un ser querido. Una noche, la más fría desde mi llegada, Julián se acerco hasta el lugarcito donde yo me retiraba a pensar y descansar un poco. Traía entre sus manos una taza de chocolate caliente, y sin que yo le pidiera nada prosiguió contando su historia.....




CONTINUARA....

10 enero 2010

SOLO PARA VOS

SOLO PARA VOS



Tome del mismo vaso para sentir que me besabas. Mire el fondo de tus ojos tristes, para ver si te encontraba.
Espié tus manos, respire profundo para recordar cómo me tocabas. Estudio tus gestos y tu caminar por miedo a olvidarlo. Busque tus palabras queriendo encontrar aquellas frases que ya no me dices. Quise oír tus gritos para que al menos me quede algo de ti.
Intente una sonrisa y te eche aquella mirada cómplice que transmitía que deseaba ser amada.
Te extraño por las noches y siento tu distancia en los días. A veces me arrepiento de haberte dejado ir, aún sabiendo que tu amor era fatal para mí. Te miro, te observo y no puedo creer que haya pasado tanto tiempo. A escondidas aún te lloro y muchas veces me invade el recuerdo de aquellos pedacitos de felicidad que compartíamos.
Es difícil aceptar que ya no somos uno, que la complicidad se esfumó y nos sentamos frente a frente como dos extraños. Las horas son las mismas pero nosotros no.
La duda quizás se instala para poner un poco de incertidumbre a la ocasión.
Que será de mi sin vos, tengo la certeza de que era necesario y justa nuestra distancia. Vos, a continuar tu rutina, yo a empezar a vivir mi vida. Sin embargo estoy tan triste, sueño tu presencia esperando que sea la realidad.
Ya no me querías, si es que alguna vez me quisiste. Yo acorte tu agonía para hacerte un favor una vez más, quizás la última vez.
No te guardo rencor, pues lo que hoy soy, te lo debo en gran parte a ti.
Si hubiese una última vez, una última despedida quizás pudiera decirte que te amare toda la vida.

05 enero 2010

SANDRO, POR SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES!!!!!!






NO HAY MUCHO PARA DECIR SIMPLEMENTE DESDE ESTE LUGAR MI HUMILDE HOMENAJE.
EL VIDEO QUE ACOMPAÑA ESTE POST ES LA ÚLTIMA CANCIÓN QUE SE DIO A CONOCER JUNTO A RICARDO ARJONA.

SALUDOS
LULUZIÑA


LA VOZ DE MI CAMINO


“Quiero llenarme de ti, quiero poderte encontrar, entre la naturaleza y mi vieja tristeza poder olvidar”
No muere quien es recordado, quien se instala en el corazón de la gente y le lleva alegría tan sólo con cantar, con hacer lo que ama.
Él fue parte de mi infancia gracias a mi madre que me cantaba sus canciones. Luego tuve la dicha de elegirlo en sus películas que vi mil veces inagotablemente.
Acompaño mi historia “Dame fuego dame dame fuego, dame fuego dame dame fuego, dame el fuego de tu amor”.
Mi libertad “Yo quiero volar por el mundo y recorrer libre y sin pensar que tendré que volver otra vez”
Mis desengaños “Y cuando estás aquí te amarras junto a mi volviéndome la vida tus labios al besar me obligan a olvidar cerrando mis heridas y vuelves a marchar y yo agonizar mas tu igual te alejas mañana será igual historia sin final me amas y me dejas”

Me acompaño en la amistad y en la canción que más le gusta a mis amigos y que pude regalarles, para que bailaran en su casamiento en ese día tan especial “ Tus labios de rubí de rojo carmesí parecen murmurar mil cosas sin hablar y yo que estoy aquí sentado frente a ti me siento desangrar sin poder conversar tratando de decir tal vez será mejor me marche yo de aquí para no vernos más total que mas me da ya se que sufriré pero al final tendré tranquilo el corazón y al fin podre gritar yo te amo”

Estuvo presente en mis peleas de amor “No sé si tendrás en tu vida quien te de cariño como lo hice yo, no sé si querrán abrazarte después de amarte como lo hice yo. No sé si tendrás quien te espere o que desespere como lo hice yo, no sé si tendrás quien te cele o que te regañe como lo hice yo”
Sandro está condenado a vivir eternamente, porque en cada lágrima o en cada risa de aquellos que lo admiran, de quienes se emocionan al oír sus canciones y las hacen propias, brilla su alma que baja con permiso de Dios a gozar de aquello que cosecho y supo sembrar.

Estuvo el día que con dolor decidí dejar ir aquel sentimiento “Como te diré que ya no hay leño en el árbol de la fe, que la mortaja del recuerdo me probé, que ya en la tumba del pasado me acosté. Hay como te diré que aquel amor que había lo perdí, hay como te diré que ya no quiero más saber de ti”.

Sí, Sandro esta aún en mi historia y también la estará en la de mis hijos, nietos, en la familia en general, como un legado.
Escribiendo estas palabras quise buscar el final apropiado
Quizás pueda ser este “Así como se marcha la noche con el día, así como se aleja un velero hacia alta mar, así como se escapa el agua entre los dedos así te deje ir sin meditar”. Pero no. Tiene que ser algo con más sentimiento “Querido, te extraño y no sé vivir sin ti a mi lado, yo quiero morir”. Pero la tristeza no lo caracteriza, debo pensar, tiene que existir el tema adecuado para finalizar este pequeño homenajeTal vez… “Penas y penas y penas hay dentro de mí y ya no se irán porque a mi lado tu no estás” Pero no siento pena, es paz admiración quizás deba decir “Ven la noche se nos va, de prisa y sin tener piedad de nuestro amor...aférrate de mi y dame tu calor, alivia mi agonía...Ay! ven que quiero la ilusión, de morir junto a ti, besándote mi amor, pero la realidad es solo una verdad, la vida continúa...” La vida continua y ese es uno de los mejores mensajes que nos dejo, quizás este sea el mensaje final “si a veces una pena desgarro mi corazón seguí siempre adelante sin prestar mucha atención al tiempo yo me alié y la pena se fue porque el dolor mi amigo siempre fue jamás se cumplirán aquellas cosas que soñé pues en mi largo viaje tantos sueños olvide
mas tanto recogí y ya tanto viví que pienso hoy que yo nada perdí al final la vida sigue igual” Sin embargo mi corazón siente que hay algo más, buscando entre mis recuerdos creo entender después de tantos años compartidos a la distancia, que le gustaría a Sandro que hoy cantemos todos juntos… “No quiero que me llorencuando me vaya a la eternidad,quiero que me recuerdencomo a la misma felicidad;pues yo estaré en el aire,entre las piedras y el palmar;estaré entre la arenay sobre el viento que agita el mar”.