17 agosto 2007

HABIA UNA VEZ... RATONCITOS







HOLA A TODOS. Una vez más me encuentro posteando un cuento infantil. Esta vez esta dedicado a mi amiga Fer. No hace falta que explique demasiado porque le regalo este cuentito, solamente le deseo a travez de el suerte en esta nueva etapa que va a comenzar que no es facil pero que estoy segura le va a traer grandes satisfacciones.



Besos a todos Buen finde largo, que descansen.





HABIA UNA VEZ… RATONCITOS


DISTRAIDO


Había una vez, en un lugar muy lejano, una familia de ratoncitos.
La señora ratoncita Margarita, estaba preparando una sopa muy caliente para la cena, y de repente se acordó que tenía que ir hasta la ciudad a visitar a una prima que estaba enferma.
Le pidió a su marido el señor ratoncito Pepe, que le revolviera la sopa para que no se quemara.
- Pepito, revolve la sopa, pero ojo no lo hagas con la cuchara chiquita porque te podes caer dentro de la cacerola.

Su marido que estaba entretenido mirando la tele, sin prestarle atención le dijo.

- Si, si anda tranquila, saludos a tu prima.

Margarita se fue tranquila a la ciudad.

A la media hora el Pepe se acordó que tenia que revolver la sopa, agarró distraído la cuchara chiquita, y cuando quiso llegar hasta la sopa para revolverla se cayó adentro y encima no sabia nadar, desesperado pataleaba y gritaba. Un pajarito que por ahí pasaba escucho a Pepe, vio que la puerta de la casita estaba abierta y entro.
Parecía vacía, hasta que volvió a escuchar el pedido de auxilio del ratoncito. Entonces Pio, desplegó sus alitas y voló hasta la cacerola, con su pico tomo los tiradores del pantalón de Pepe que estaba desmayado.
Lo puso sobre el suelo y con sus patitas empezó a saltar en la panza del ratoncito hasta que logro que toda la sopa que había tragado saliera hacia fuera y así Pepe volvió a respirar. Su vecino el pajarito Pio, había salvado su vida, en eso entra Margarita que no podía creer lo que sucedía.

- te dije Pepito que debías revolver la sopa con la cuchara más grande, porque te podías caer dentro de la cacerola, nunca me prestas atención.

A partir de ese día Pio y los ratoncitos se hicieron muy amigos, y Pepe le prometió a Margarita prestarle más atención.

Y coloradin coloradito así termina este cuentito





1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Lu por dedicarme este cuento...estoy viviendo una etapa totalmente diferente en mi vida, la cual me produce sentimientos muy distintos, por momentos miedo y en otros plena felicidad. Pero como siempre tengo confianza que Jesús me guia en cada cosa que emprendo. Ojalá Mica pueda comprender las cosas y poder llegar a ser buenas amigas.
Gracias de nuevo. Te quiero mucho.
Besos