12 diciembre 2011

EN EL JARDÍN DE LAS ROSAS I


Antes de comenzar a publicar nuevamente, quería contarles que por razones de estudio no pude ni leer ni publicar nada en el blog.
En esta oportunidad quiero contarles que voy a publicar en varios capítulos ya que el cuento En el jardín de las rosas, es un poco más largo de lo habitual. Es muy especial para mí ya que involucra a una persona muy importante en mi vida.
Espero no aburrirlos.
Besos a todos.





EN EL JARDÍN DE LAS ROSAS


CAPITULO I

--- Claro que voy a ir a la fiesta. – Dije mientras desarmaba el teléfono inalámbrico para limpiarlo, y continué - Estas insistiendo hace tanto que me contagiaste tus ganas.

-No son ganas. La gente merece divertirse después del año complicado que tuvimos.

-Tenés razón. Y continué con mi tarea - ¿No te vas todavía?

-Hasta que no vea que podés volver a armar ese teléfono, no me muevo de acá – dijo soltando una carcajada picaresca.

Sonreí también y terminé de armarlo para que de este modo pudiéramos irnos.

Al día siguiente todo estaba listo para comenzar la celebración.

Llegué después de él y lo saludé con un beso, casi obligándolo.

-Te vi hace un rato, dejate de hinchar con tantos besos.

-Cortála ¿qué te cuestan?, si son gratis – y reímos.

La noche transcurrió sin pena ni gloria. No estuvimos mucho en contacto. Cada uno atendía su juego, su gente. Aunque en definitiva ambos terminamos estando del mismo lado.

Siempre del mismo lado.

Nos habíamos conocido hacía diez años atrás.

Éramos tan chicos en ese entonces. Compartimos muchas cosas, nos contábamos infinidad de secretos. Nos aconsejábamos en temas de amores. Éramos amigos. Hermanos.

Se fue sin saludarme. Era normal en él, pero me enojé.

-Al final vine a esta bendita fiesta sólo porque me lo pidió y se va sin saludarme ¡Qué bárbaro! – y me fui sin decir más.

Un llamado a primera hora de la mañana me despertaba.

Había muerto.

No lo creí. Me desesperé. Lloré y fui al único lugar en el que tenía que estar. El mismo que compartíamos día a día. Dónde habíamos depositado nuestros sueños. Toda nuestra energía.

Las horas sucesivas fueron de un dolor inconmensurable. Difícil de poner en palabras.

Pero como siempre sucede en estos casos, todo volvió a la normalidad y había que continuar con la rutina.

La vida sigue. Me cansé de escuchar esa frase, pero es la verdad, sigue.

Nunca mejor definido. Nadie me dijo que va a ser igual, sino que simplemente continúa.

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10 comentarios:

MAJECARMU dijo...

Tu relato es sencillo y mágico,amiga.
Me ha emocionado,porque pienso que esa persona especial que salió de la fiesta sin despedirse,intuía su final y no quiso que lo notaras,no quiso hacerte sufrir...Posiblemente te espera siempre para conversar contigo en ese lugar común y especial para los dos.
Mi felicitación y mi abrazo grande,amiga.
M.Jesús
PD:si tienes un ratito pasa al blog:http://bellesaharmonia.blogspot.com...Ahí encontrarás un poema de Navidad,espero que te guste...

Cecy dijo...

Me gustan las cosas simples, las reales, cotidianas, donde la gente es humana, y esa es la sensibilidad que me gusta de tu texto, esperarnos como sigue.

Un abrazo, me hubiera gustado que estés, será la próxima?

Unknown dijo...

un abrazo por la vuelta y mi ansiedad en la espera de tu próxima entrega, como siempre un placer, besos

días intensos dijo...

Regresas tan emotiva como te fuiste... Este jardín promete, su aroma es el de la auténtica literatura.
Espero que hayan salido bien esos exámenes.
Un abrazo.

Janeth dijo...

Un relato unico y maravilloso amiga que gusto me da poder leerte otra ves, la gente que queremos a veces se va,... la dejamos de ver,... mas eso no implica que la dejemos de tener en el corazon,... él vivira siempre en el lugar que tiene habitado en ti,... asi sucede con la gente que uno quiere; siempre esta, aunque no fisicamente, pero su esencia permanece en nosotros...

Atlántida dijo...

Eso me dice que uno nunca puede marcharse sin despedirse y que es inevitable que la vida nos siga impulsando aunque no queramos.

Cecy dijo...

Gracias :)

Rochies dijo...

sólo se camufla el dolor; no deja de doler, pero transmuta.
y a veces la ausencia es más presencia, que la presencia misma.

Y Otros Paisajes.. dijo...

Precioso relato..
un abrazo!

juan andrés estrelles dijo...

Huf a eso le llamo y empezar una historia con fuerza. Ya me intriga ver como sigue. No prolongues demasiado nuestra espera. Un beso, nos leemos.